Impacto de la actividad física frente al Cáncer de Pulmón

Somos lo que comemos… y también somos lo que ejercitamos. 

La evolución humana ha permitido que nuestro cuerpo esté constituido y preparado para el movimiento físico, pero lamentablemente, el ritmo de vida moderno y las nuevas formas de ocio facilitan el sedentarismo, tanto en niños como en adultos.

El ejercicio como receta médica.

La prescripción de ejercicio físico en la población general es una estrategia ideal para prevenir enfermedades crónicas modernas no transmisibles: enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedades respiratorias crónicas y el cáncer. Somos los profesionales sanitarios los que tenemos que recomendar pautas personalizadas de ejercicio físico no sólo para prevenir el cáncer, sino también para los propios pacientes oncológicos (tanto durante como posterior a la fase de tratamiento oncológico).

¿Pero… qué es exactamente el ejercicio físico?

Hay que diferenciar actividad física de ejercicio físico. La actividad física la realizamos en nuestro día a día (subir escaleras, caminar, levantar objetos poco pesados), mientras que los ejercicios físicos son un tipo de actividad física programada que pueden ser de tipo aeróbicos (como por ejemplo hacer largas caminatas, trotar o correr) o de tipo anaeróbicos (como por ejemplo el levantamiento de pesos). Para pacientes con cáncer es recomendable iniciar una rutina adaptada de ejercicio físico moderado con una frecuencia 3-5 veces por semana. 

¿Que gana un paciente con cáncer que realiza ejercicio físico? 

Una pauta personalizada de ejercicio físico no solo permite mejorar los síntomas generales derivados del cáncer y la tolerancia del tratamiento oncológico, sino que también mejora los tiempos de supervivencia de los pacientes y el estado de ánimo. Es un win/win.

¿Cómo así el ejercicio físico mejora mi estado como paciente de cáncer? 

Dentro de múltiples beneficios del ejercicio físico en el paciente con cáncer está la regulación de los niveles de azúcar en sangre, reduce notablemente el cansancio (síntoma más frecuente entre todos los tipos de cáncer) y la conservación de la masa muscular total. Este último beneficio del ejercicio físico es de vital importancia para el paciente con cáncer, ya que se ha demostrado en numerables publicaciones que conservar la masa muscular no solo permite mejores tasas de supervivencia durante tratamientos oncológicos sino que también permite la secreción de sustancias llamadas mioquinas y estas mejoran la regulación hormonal a múltiples niveles orgánicos (aumenta niveles pancreáticos de GLP1, mejora sensibilidad de insulina y consumo de glucosa, aumenta la oxidación de ácidos grasos, mejora la memoria y el aprendizaje, y un largo etcétera). Dicho de otra manera, la misma musculatura que nos permite movernos de un lado a otro o levantar pesos, se consideraría como un órgano que genera la secreción de sustancias endógenas muy favorables para aspirar a una saludable longevidad.

Yo, como paciente oncológico, ¿cuánto ejercicio debería realizar?

ada pauta tiene que ser personalizada para cada paciente, pero a modo general, una pauta de ejercicio de moderada intensidad (por ejemplo, realizar 7.500 pasos diarios) de entre 4-5 veces por semana puede ser un buen inicio de rutina con una intensidad puede aumentar progresivamente. 

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