El diagnóstico molecular nos permite caracterizar a cada paciente de forma precisa. El
descubrimiento de una mutación driver (que facilita el desarrollo del tumor), como es el
caso de ALK, abre la puerta a utilizar un tratamiento para su tipo de cáncer en
concreto conocido como terapia dirigida.
El cáncer ALK-positivo se presenta sobre todo como cáncer de pulmón, pero también
puede originarse en otras partes del cuerpo, como el cerebro y la mama. Alrededor del
90% de las personas son diagnosticadas de cáncer ALK-positivo cuando el cáncer ya
se ha extendido a otras partes del cuerpo.
El cáncer de pulmón ALK+ tiene unas particulares que lo hacen distinto al resto de
tumores de pulmón. Principalmente, porque la prevalencia es muy baja, siendo un 3-
5% de pacientes. También porque se suele diagnosticar en edades tempranas, la
mitad de los casos son diagnosticados antes de los 50 años, siendo algo más
frecuente en mujeres y por último, porque no se relaciona con el consumo de tabaco.
Actualmente, se desconoce el motivo por el que las células presentan esta alteración
genética, y por este motivo, no existe una posible prevención.
Sin embargo, los tratamientos han evolucionado y la media de supervivencia se ha
multiplicado por más de seis en los últimos años y sigue aumentando a medida que se
descubren nuevos mecanismos de resistencia y los ensayos clínicos nos ofrecen
nuevas terapias y estrategias de tratamiento.